La normativa internacional ISO 9001 hace hincapié, por primera vez, en la calidad de los servicios que presta una organización. De este modo, a partir de su actualización, en septiembre de 2015, se deja de aludir en exclusiva a los productos y se hace referencia a "productos y servicios".
Con esta aportación, que se ha de tener en cuenta en el diseño e implementación de los Sistemas de Gestión de la Calidad (SGC), la ISO 9001:2015 reconoce la creciente importancia del sector servicios, que también tiene la necesidad encaminar sus procesos hacia la mejora continua. De ahí que esta nueva versión de esta normativa internacional resulte no sólo más ambiciosa que la precedente, dada la estructura de alto nivel en la que se cimenta, sino también más atractiva, debido a que la última actualización tiene en cuenta a todo tipo de sectores de actividad.
Además, al ser menos prescriptiva, permite una mejor adaptación de los Sistemas de Gestión de la Calidad que se generen a las particularidades y necesidades de cada empresa, sea cual sea el tipo de negocio y sin que su tamaño sea un obstáculo para su implantación.
Esto es posible dado que, a partir de la nueva versión de la ISO 9001, se exige que las empresas públicas y privadas que quieran acreditar su compromiso con la calidad, atendiendo para ello a dicha normativa internacional, cuenten con una mejor integración del Sistema de Gestión de Calidad con la dirección empresarial y estratégica de dicha organización.